En plena era digital y con la Inteligencia Artificial colándose en nuestras vidas, pararnos durante cinco minutos a escribir en una hoja (o hacer journaling) vuelve a ser tendencia.

Nos levantamos y cogemos el móvil para apagar la alarma. Desayunamos viendo stories, una serie, un vídeo de YouTube o TikTok. Los retomamos en el transporte público al salir de casa. Trabajamos frente al ordenador… y vuelta a empezar. Las pantallas han colonizado nuestras vidas, lo que está llevando a una saturación con consecuencias como la pérdida de concentración, la sobreestimulación o la ignorancia acerca del consumo que hacemos.

Recuperar la consciencia y volver a estar presentes en el día a día es uno de los principales propósitos de año nuevo. Propuestas que se van desvaneciendo con el paso de las semanas si no se aplican junto a nuevos hábitos.

De esta manera, el journaling entra a formar parte de nuestras rutinas. Consiste en escribir nuestros pensamientos a diario en un cuaderno, algo así como un “diario” 2.0. A través de preguntas guiadas o bien dejando fluir lo que nos ronda la cabeza, el papel absorbe las preocupaciones, objetivos o agradecimientos.

Dejar por escrito todo aquello que nos ocupa espacio mental de manera inconsciente. Sin normas y sin límites, se pueden utilizar dibujos, palabras, esquemas… Dedicándole cinco minutos al principio o final de cada día, el cerebro puede resetear, evitando entrar en bucles que desgastan física y mentalmente.

Al ser una práctica intuitiva, el hábito se puede adaptar a las necesidades de cada persona. El journaling va desde esa escritura automática hasta especialidades como la gratitud, los objetivos que queremos conseguir y los pasos para hacerlo, el aprendizaje que hemos acumulado a lo largo del día, las experiencias de un viaje en el que estamos inmersos o la reflexión sobre cualquier tema que nos cause inquietud.

 

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Consejos para introducir el journaling en nuestra rutina

El journaling es una ventana abierta de nuestro cerebro, al que no siempre recordamos ventilar. Algunas maneras de introducir el hábito en nuestro día a día son:

  1. Establece un horario concreto: haciendo un hueco en tu horario es más fácil que no procrastines u olvides la escritura.
  2. Busca inspiración: si estás empezando, algunos cuadernos ya están guiados y puedes seguir sus esquemas. Un ejemplo es el ‘The Easy Wellness Journal’ de la influencer Laia Castel. Otras marcas como Natura o Tiger también tienen sus modelos.
  3. No te pongas límites: enfrentarse a una hoja en blanco es terrible, no hay más que decírselo a los escritores. Esto es una práctica para ti, fluye frente a ella y escribe (o dibuja) lo que se te pase por la cabeza.
  4. Vuelve hacia atrás: cuando avanzamos se nos olvida que de verdad ha habido una evolución. Vuelve a las primeras páginas para comprobar qué tenías en la cabeza en ese momento, cómo era tu manera de expresarlo y compararlo con el presente.

Qué beneficios tiene

A pesar de que escribir cinco minutos en un folio no suene tan intenso como una clase de spinning, el journaling trae consigo beneficios para nuestro bienestar:

  • Mejora la salud emocional: con un análisis introspectivo encontramos nuestras preocupaciones o gratitudes de manera más clara.
  • Recupera el presente y la gratitud: en el día a día tendemos a enfocar nuestra energía en las cosas negativas, como perder el autobús, ignorando todo lo positivo que nos rodea (y que muchas veces es más importante).
  • Registra tu actividad diaria: más allá de los pasos que das o de los pisos que subes, el journaling deja por escrito tu evolución a lo largo de las semanas para poder cambiar o mantener tus hábitos según te hagan sentir.
  • Estimula la creatividad: frente a las pantallas, en las que consumimos, el cuaderno lleva a crear.

El journaling es tendencia en las redes sociales, pero a su vez anima a salir de ellas, aunque sea durante unos minutos al día. Volver a contar a nuestro “diario” qué tal nos ha ido el día, como cuando no existían los teléfonos móviles (o no dependíamos de ellos) se ha convertido en una vía de escape para recuperar la autoconciencia, vivir un poco más en el presente y pararnos a hablar con nosotros mismos.

 

 

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