El Teatro Poliorama de Barcelona ha abierto sus puertas al musical de Javier Ambrossi y Javier Calvo, «La Llamada», este mes de septiembre. El sábado 21 vuelven a llenarse todas las localidades para una nueva función.
María Casado (Nerea Rodríguez) y Susana Romero (Lucía Gil) duermen en el campamento La Brújula mientras el público entra en la sala y se acomoda. Son las cinco y media de la tarde cuando las luces se apagan y la función empieza.
Los siguientes 115 minutos están llenos de humor, música y vítores. La comedia musical que se ha embarcado en su segunda gira nacional sigue colgando carteles de aforo completo en cada función. Las claves de su éxito se entienden una vez vivida la pasión con la que tanto el elenco como la banda tratan la historia.
Sor Bernarda (Mar Abascal) llega nueva al campamento La Brújula y, junto a Milagros (Roko), se embarcará en un viaje de autodescubrimiento y surrealismo cuando Susana Romero descubre algo nuevo sobre ella y María Casado empieza a ver a Dios (Raoul Vázquez).
UN ELENCO BRILLANTE
Lucía Gil hace un trabajo excelente con su personaje y lo hace increíblemente divertido. Desde la primera escena podemos disfrutar del humor de la obra a través de los labios de Lucía, y no pasan más de dos frases entre carcajada y carcajada. Susana es de los personajes más vivos y divertidos dentro de esta historia, y además carga con una trama tan interesante como divertida. Por si fuera poco, es una trama que incluye a Roko y su personaje Milagros, convirtiéndola en la más caótica.
Roko es, sin duda, el diamante en bruto de la función. No solo consta de una trama algo más profunda que refleja algunos temas sociales con los que evolucionar dentro de la historia, sino que Roko borda su interpretación y acaba de pulir la pureza de un personaje tan hilarante, bien pensado y bueno.
A Nerea Rodríguez le sienta de maravilla el escenario, algo que ya habíamos podido comprobar bajo su nombre de solista, pero que podemos confirmar con su papel de María. Es creíble, nada sobreactuada, y fiel a lo que María representa en la historia. Nerea deja de ser Nerea en el escenario, perfilando a la perfección la silueta de su personaje, clavando cada expresión corporal y, por supuesto, cada nota. Toda una estrella de musical.
Pero, si vamos a hablar de notas, debemos hablar de Raoul Vázquez y su papel como Dios. La función empieza con su voz arrasando toda expectación entre el público. En la cima de unas escaleras y vestido con lentejuelas, Raoul da voz a los temas de Whitney Houston que más encajan en la historia. Aunque su presencia sea más bien esporádica, no deja de ser intensa, impecable y muy, muy cautivadora. Todas las respiraciones de la sala se cortan durante sus solos, porque así funciona la voz de Raoul, tan emocionante y surrealista como la propia aparición de Dios.
Nadie siente a Dios tanto como Bernarda, y es Mar Abascal quien se encarga de dar vida a semejante maravilla de personaje. Divertida a más no poder, Mar hace un trabajo digno de aplauso. Su paso por el escenario no deja indiferente, y tal vez esa sea la primera clave del éxito de este fenómeno.
LAS CLAVES DEL ÉXITO
Cada personaje brilla con su propia luz, ninguno de ellos se apoya en otro para tener estabilidad. Esta obra, sin uno de los cinco personajes sobre ese escenario, no sería lo mismo. Cinco personajes con cinco personalidades inconfundibles, todas ellas en la misma línea caótica y humorística que mantiene al público sonriente y altamente entretenido. Es una obra inteligente, diferente, fresca e innovadora, así que el éxito no es solo garantizado, sino merecido también.
La banda sonora es otro de los puntos fuertes de la obra, pero más todavía el directo tan envolvente de Sergio Flecken (guitarra), Ángel Herranz (bajo), Sergio Marqueta (teclado) y David Chamizo (batería). La buena elección de temas no tendría el mismo efecto sin la potencia escalofriante de la banda en directo que, vestida con el uniforme del campamento, tiene su merecido protagonismo sobre el escenario.
Atrezo simple y acertado, iluminación acorde tanto con la historia como con la música, diálogos verdaderamente divertidos, interpretaciones excelentes y música en directo convierten el exitoso musical de Los Javis en un evento de asistencia recomendada, casi obligada.
La música hace milagros, por eso el sábado 21 amanece más que nublado y termina con el público del doblete en una nube.
Imagen principal: Martalti Moon
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