El Kanka actuó anoche en la sala La Riviera, dentro del ciclo de conciertos ‘Crew Nation Presenta’. Una hora y media de música, buen rollo y una esencia tan personal que hizo que el público coreara cada una de sus canciones.
‘Crew Nation Presenta’ es el ciclo de conciertos que pretende recaudar fondos y dar visibilidad a los técnicos de artistas, músicos y personal de gira que han sufrido las consecuencias de la Covid-19. Las impecables medidas de higiene y seguridad para acceder a La Riviera permiten que estos conciertos se desarrollen sin ningún problema y que la música vuelva a sonar en la mítica sala de la capital.
Anoche fue el turno de El Kanka, que subió al escenario pasadas las nueve de la noche con una canción más que apropiada para volver a los conciertos en esta nueva normalidad, que de normal tiene poco. «Gracias por el abrazo constante y por aguantar mis disparates, aunque nunca os diga lo que os quiero, tengo tantas ganas ya de veros«, sonaba así su Sabéis Quiénes Sois. Acto seguido recordaba Qué bello es vivir.
Bromeaba mientras afinaba el ukelele y comenzó a sonar Para eso canto; lo hace para que la verdad sea la moneda, para que los besos curen el llanto y para que las canciones sean las banderas. Me alegra la vista dio paso a su Andalucía, un recorrido por todos los lugares de su tierra, con una sonrisa especial al llegar a «la del espeto, la de la barquita entre el sol y el mar». Aprovechó Querría para hablar del amor en tiempos de Covid-19 y pasó a uno de los momentos más divertidos y reivindicativos de la noche.
El Kanka confesó, entre aplausos, que le da mucho coraje que la palabra ‘payaso’ se use como insulto. «Creo que debería ser al contrario. En esta vida de mierda, a veces, la gente que nos hace reír, los cómicos, los humoristas, los chirigoteros, los payasos en definitiva, creo que deberían ser tratados como héroes. Si me llamáis payaso, os diré gracias», dijo. Como no podía ser de otra manera, comenzó a sonar Payaso para recordar que la vida es corta y que es necesario reírse de las desgracias «porque bastante tenemos ya».
De la risa a uno de los momentos más emotivos con Zamba para mi padre: una zamba típica del folclore latinoamericano que fue publicada durante el confinamiento y esconde una historia que muchos han podido vivir en los últimos meses. «Es una canción de acompañamiento en la distancia, en este caso concreto se la escribí a mi padre. Esa sensación de una persona que pueda estar sola, físicamente, pero a la que cabría decirle: ‘No estás tan sola tampoco, porque te llevo en la mente y en el corazón‘», contó.
El mensaje de aliento y de positivismo lo lanzó con Sí que puedes, un tema en el que cuenta que el mayor obstáculo, a veces, es uno mismo. «Sí que puedes, que nadie te diga que no«, cantaba. Continuó con los mensajes importantes y su Guapos y Guapas, una rumba en la que reflexiona sobre el culto excesivo al cuerpo y cómo nos olvidamos de cultivar la mente. En esta línea también sonó A dieta de dietas, la canción que invita a disfrutar del buen comer sin pensar en esos kilos de más.
«Argentino y coruñés, tiene magia en sus dos manos, y aunque somos como hermanos, envidio su buen revés. Detrás del violín es motivo de regocijo. Emocionante amasijo de cuerdas, trino y vibrato, en su guerra muero y mato. El mejor: Manu Clavijo.» Así fue como presentó al gran músico que le acompañó durante toda la noche al violín.
Para quedarte dio paso a las gracias de El Kanka a todo el público, por comprar una entrada en los tiempos que corren y asistir a su concierto. Por eso, no hubo canción más apropiada para continuar la noche que Todo pasará. El público le acompañó en cada estrofa de Vengas cuando vengas y su «Baila como quieras bailar», un canto al amor más sincero en el que habla de una relación sin ataduras, «hagas lo que hagas», «vistas como vistas», «vengas cuando vengas, ven sin salvavidas, sin paracaídas y sin afeitar.»
Volar, Lo mal que estoy (y lo poco que me quejo) y Por tu olor, junto con los agradecimientos a todos y todas las profesionales que hicieron posible la noche de ayer, indicaban que el concierto estaba llegando a su fin. Se despidió del público madrileño con un «¡Viva la madre que os parió!» al ritmo de No estamos lokos de Ketama, pero los «¡Otra, otra!» del público hicieron que volviera al escenario minutos después.
Instrucciones para bailar un vals dio paso a A Desobedecer, una canción en la que normalmente el público se ponía en pie al grito de «Nosotros a desobedecer». En esta nueva normalidad también lo hicieron, aunque de una forma más contenida y desde sus asientos. Me gusta fue la canción que puso el broche de oro a una noche diferente. El Kanka se despidió de La Riviera entre aplausos y con Depende, de Jarabe de Palo, sonando de fondo.
El malagueño contagió su esencia, su buen rollo y la positividad de sus canciones al público de La Riviera, siempre entregado y con ganas de volver a disfrutar de la música en directo. Como un pequeño regalo de poco más de hora y media que sabe aún mejor después de meses alejados de las salas de conciertos. Que no pare la cultura.
Imagen principal: Alfredo Arias
Trackbacks/Pingbacks