En WHY NOT hemos hablado con Alina Zievakova, actriz ucraniana y miembro del pro English Theater de Kiev. Alina decidió convertirse en fixer, la tabla de salvación de los periodistas extranjeros que llegan a cubrir la guerra de Ucrania. Allí, en la región de Kiev, ha trabajado junto a los envidados especiales de TVE, Almudena Ariza y Alfonso Lozano.
A las 12 de la mañana, una hora más que en España, nos recibe a través de una videollamada de WhatsApp Alina Zievakova, actriz reconvertida en fixer –intérprete que ayuda al periodista a establecer contactos en una región y le orienta en la zona–. Residente en Kiev, la joven de 27 años es graduada en arte dramático por la Universidad Nacional de Kyiv Karpenko-Kary. Ha trabajado como actriz en el Teatro Académico Nacional de Drama Ruso y su talento la ha llevado a viajar por todo el mundo y participar en numerosos festivales de teatro y cine europeos como el festival de cine internacional de Odesa.
A pesar de llevar viviendo más de 50 días en un país asediado por las tropas rusas en esta guerra de agresión a Ucrania, contesta con calma cada una de nuestras preguntas. Relata lo que han sido tres semanas de intenso trabajo llevando el chaleco de «press» sobre sus hombros y cómo ahora quiere regresar al mundo artístico para encontrar una forma de luchar desde él por el duelo de toda una nación. Una muestra más de como el arte siempre planta cara a la destrucción de la guerra.
«Publiqué un anuncio en Facebook ofreciendo mi ayuda y recibí cientos de respuestas de periodistas de todo el mundo»
WHY NOT: Eras un artista en el teatro pro inglés en Kiev, ahora convertido en refugio, y de repente, tu vida ha cambiado drásticamente. ¿Cómo te convertiste en fixer?
Alina Zievakova: Antes de la guerra, antes del 24 de febrero, era una actriz en Kiev de cine y teatro. Estaba inmersa en numerosos proyectos de grabaciones de películas y desarrollaba mi labor en el teatro. También era coach de estudiantes de cine. Incluso fui a la premier de una película la semana anterior a que la invasión rusa sucediera. Después, llegó la guerra. Durante las primeras semanas vivimos aquí en el refugio, en comunidad, con nuestros directores, artistas, amigos, vecinos, la gente mayor, los niños y básicamente no salía casi por razones de seguridad y porque había mucho que hacer, cocinar, limpiar y cuidar a la gente, además de cuidar de nuestros 7 gatos.
Después de dos semanas, cuando la mayoría de mujeres con niños y ancianos fueron evacuados, me di cuenta de que no había mucho más que hacer aquí, a pesar de que seguimos haciendo arte en protesta, ensayos. Nuestros chicos se ofrecieron como voluntarios y decidí que necesitaba ayudar más y pensé que sería una buena opción ser fixer, ya que hablo varios idiomas. Publiqué un anuncio en Facebook ofreciendo mi ayuda y recibí cientos de respuestas de periodistas de todo el mundo y decidí aceptar, aunque no tuviera la experiencia. Aprendí rápido.
«Al principio estábamos operando en Kiev, cubriendo las explosiones, las casas bombardeadas»
WN: ¿Qué habilidades necesitaste aprender y desarrollar para poder trabajar como fixer?
AZ: Para ser fixer, los idiomas son algo fundamental. Un buen conocimiento del inglés es lo básico, pero también tienes que conocer el idioma del periodista con el que colaboras. Yo trabajé con periodistas españoles y tuve que traducir en español para ellos, aunque no tuviera un gran dominio, pero sí suficiente en caso de necesidad. También tienes que aprender cuestiones de logística, cómo estar al tanto de toda la nueva información que va saliendo, qué ha pasado, dónde ha pasado y conseguir crear una red de contactos; saber a quién acudir para guiar a los periodistas. Esto fue especialmente complejo al principio.
Uno de los principales frentes activos, ahora detenido, estaba en la región de Kiev, a unos 12 kilómetros de nosotros, por lo que esa zona era de acceso restringido y a muy pocas personas se les permitía pasar a la zona por motivos de seguridad. Al principio estábamos operando en Kiev, cubriendo las explosiones, las casas bombardeadas, las marcas de los cohetes que habían golpeado casi todos los lugares de la región. También hablamos con la gente y les entrevistamos. Cuando las fuerzas rusas fueron expulsadas por el ejército ucraniano, pudimos entrar en esa zona para que se pudiera grabar los restos que habían quedado después de la ocupación. Hace falta saber contactar con las fuentes y los militares, para obtener acceso.
«La única vez que experimenté algo parecido al miedo fue al inicio de la guerra»
WN: Los fixers y los periodistas están expuestos a ataques y peligros físicos. ¿Sentiste miedo a la hora de realizar tu trabajo?
AZ: No. Aunque parezca mentira, no lo sentí. Supongo que no lo pensé. La única vez que experimenté algo parecido al miedo fue al inicio de la guerra porque no sabes cómo procesar sentimientos que nunca has tenido en tu vida. Yo ni siquiera lo describiría como un miedo; más bien como una emoción que no he experimentado antes, como una mezcla entre incertidumbre y ansiedad. Lleva tiempo acostumbrarte al sonido de las alarmas antiaéreas, que son constantes todos los días, y a escuchar las explosiones muy cerca de ti.
Lo que antes veía en las fotos, ahora lo he visto en la calle. La gente anciana temblando, los niños preguntando qué está pasando sin entender y mientras, sus padres diciéndoles que eso es un trueno. Eso es lo más duro. Cuando iba a los puntos calientes, cerca de las líneas de combate, no me sentí asustada porque sabía que nuestro ejército nos estaba protegiendo; están haciendo un muy buen trabajo defendiéndonos y nos ayudan, sabiendo lo que es seguro y lo que no. Además, tenía el chaleco antibalas y el casco por si acaso.
WN: ¿Crees que los fixers están recibiendo un trato justo, unas mínimas de seguridad en el trabajo?
AZ: Creo que no, pero no solo respecto a los fixers. Considero que cualquiera que esté ahora mismo en Ucrania no tiene garantizado unos mínimos de seguridad. La cuestión de seguridad es algo muy relativo. Nunca sabes dónde va a caer el siguiente misil ni cuándo. Por ejemplo, hoy han estado las alarmas de ataque antiaéreo sonando toda la mañana. Tú puedes decidir ir al refugio a protegerte y no saber si vas a llegar o dónde va a golpear hasta que un par de horas después, lees las noticias y averiguas qué es lo que ha pasado. Entonces descubres que han arrasado un área civil que dista mucho de ser un objetivo militar. Nunca estás protegido.
«Tengo ya cita para terapia la próxima semana con mi terapeuta porque te afecta, es inevitable»
WN: ¿Crees que la guerra en Ucrania está condicionada por las estrategias de la comunicación?
AZ: Tristemente, ese es el mundo en el que vivimos. Es la política que mueve el mundo de la información muchas veces, por encima de los periodistas. La información se está utilizando como un arma en este momento y todo el mundo la utiliza como les parezca conveniente. Es por eso que es tan importante el trabajo que los fixers y los periodistas internacionales están haciendo aquí mostrando la realidad.
WN:¿Cuál ha sido el impacto físico psicológico que has sufrido durante estas tres semanas de trabajo en zonas como Bucha o Irpín? Porque la prensa extranjera se va, pero tú al final te quedas.
AZ: Bastante alto. Por ello, tras esas tres semanas, me estoy tomando un pequeño descanso de cinco días. Ahora mismo no estoy trabajando con periodistas, necesito tiempo para recuperarme. Debido a mi forma de ser, a la hora de procesar estos eventos tan dramáticos, intento poner una barrera entre ellos y yo para que no se acumulen, es cómo ponerlos en cajas separadas en mi cabeza para poder seguir activa y trabajando. Estas tres semanas como fixer me han generado una gran carga mental y ahora, lo que intento es ir desempaquetando poco a poco, con cuidado, esa mochila.
Tengo ya cita para terapia la próxima semana con mi terapeuta porque te afecta, es inevitable. Los periodistas, los fixers, somos los terceros más próximos a lo que está pasando, la tercera barrera. Los primeros son los militares, los segundos son los ingenieros y personas que llevan a cabo el desminado del terreno y los rescatadores. Los terceros son la prensa. Entramos en una zona todavía muy cruda y vemos a las personas que han pasado ese calvario antes que el resto. Tanto yo como mis compañeros tenemos una carga, pero cada uno de nosotros encuentra su manera de lidiar con ello.
«Mientras tú y yo hablamos, mi pueblo está muriendo, cientos y miles de personas»
WN: ¿Cómo valora la ayuda que los países Europa y los estados alineados con Ucrania están proporcionando? ¿Cree que es suficiente?
AZ: En primer lugar, quiero dejar claro que estoy agradecida y aprecio todo lo que Europa y países como Estados Unidos han hecho hasta ahora. Me gustaría resaltar el ejemplo de Polonia, que está haciendo un esfuerzo extraordinario por nuestra gente, por nuestros migrantes, porque son los primeros en recibirlos. También en el caso de España. Lo he visto en los periodistas españoles que vienen aquí a arriesgar sus vidas y quieren mostrar la verdad al mundo. La ayuda humanitaria que recibimos, armas, etc. Estamos muy agradecidos. Sin esa ayuda, estaríamos solos luchando esta guerra y necesitamos ayuda.
Respecto a si es suficiente, creo que la comunidad mundial podría hacer mucho más. Alemania y Francia podrían hacer más en términos de apoyo, la elección de lados y la política que están aplicando. Comprendo que todo el mundo tiene miedo de la amenaza nuclear, del temido botón rojo, pero el mundo tiene que entender que aquí, en mi país, mientras tú y yo hablamos, mi pueblo está muriendo, cientos y miles de personas.
WN: La violencia sexual está ocurriendo y las autoridades están hablando de la violación como un arma.
AZ: Sí. La violación es uno de los peores crímenes que está sucediendo actualmente y en este momento tenemos pruebas claras de ello en Bucha, Irpín y Borodyanka. Todavía quedan muchas más pruebas y testimonios por escuchar y descubrir porque algunos de los territorios en el sur y el este todavía están ocupados, por lo tanto, no tenemos acceso y no sabemos el impacto de los números. Sin duda, es un crimen y una situación que no se puede ignorar. Estoy hablando con la gente para poder publicar información sobre recursos sanitarios y profesionales porque es un tema muy sensible y traumático.
Creo que solo los profesionales deben hablar con los supervivientes de su trauma. Hay muchos profesionales actualmente en Ucrania que ayudan a la recopilación de pruebas. Desafortunadamente, vivimos en un mundo donde el testimonio de la víctima no es suficiente. La recopilación de esas pruebas es difícil por el proceso emocional que tiene que atravesar la persona que ha sobrevivido, que puede seguir en estado de shock.
«No sé si volveré a ejercer de fixer; ahora mismo no me siento así después de estar trabajando tres semanas sin parar»
WN: ¿Está habiendo en Kiev algún tipo de escasez de alimentos y productos básicos o todo sigue reabriendo?
AZ: Todo funcionaba más o menos, incluso en los primeros momentos más duros, los supermercados estaban abiertos, las farmacias estaban abiertas. El problema era la capacidad de suministros, que varía según la jornada, las colas que haya, pero todos estaban trabajando y aquí, en Kiev, muchos de nosotros compartimos entre nosotros los suministros y reservas de alimentos y medicinas. En este momento todo está bien, la mayoría de los lugares están reabriendo, por lo que no hay ninguna escasez, pero esto es solo en Kiev.
WN: ¿Cuáles son los planes para las próximas semanas, tras estas tres semanas de trabajo intenso?
AZ: Sigo trabajando como enlace y poniendo en contacto a los periodistas con mis colegas, con los fixers, porque todavía la prensa internacional sigue llegando a Kiev. En mi caso, no sé si volveré al periodismo porque creo que se necesita estar preparada para ello y ahora mismo no me siento así después de estar trabajando tres semanas sin parar, todos los días y necesito tiempo para asentar todo. Tengo en mente un par de proyectos relacionados con la terapia a través del arte, ya que es mi especialidad. Estoy pensando en cómo dar forma a todas esas ideas con el objetivo de poder ayudar a las personas a través del arte a procesar todo lo que está sucediendo.
Imagen destacada: Alfonso Lozano