Álvaro de Luna presenta ‘UNO’, su segundo álbum. Un nuevo punto de partida en su carrera con el que se ha encontrado y ha descubierto el Álvaro que quiere ser.
Crecer forma parte de una de las etapas de la vida. A medida que lo hacemos, perdemos la inocencia, dejamos atrás muchas cosas y nos preparamos para vivir muchas otras. Con los años llegan las dudas, presiones y miedos ante los nuevos cambios que la vida nos plantea. Si eres un músico con una carrera prometedora por delante al que siguen miles de personas, la cosa se torna muy diferente.
Tras disolver su banda ‘Sinsinati’, de lanzarse a la piscina en solitario con ‘Levantaremos el sol’ y del éxito masivo de varias de sus canciones, Álvaro de Luna tenía un nuevo reto por delante, enfrentarse a la composición de su segundo álbum.
El sevillano reconoce sin ningún pudor que el proceso no fue nada fácil. Antes de enfrentarse a la composición de su segundo álbum tenía la mente llena de expectativas impuestas y autoimpuestas. Atravesaba, además, una época complicada. Hacía un año que no se encontraba. Llegó a estar tan bloqueado mentalmente que hasta por un breve lapsus de tiempo perdió la voz.
Un punto de inflexión, el renacer de Álvaro de Luna
En un día de rabia, golpeando la guitarra como si fuera un saco de boxeo, brotó un riff y el esbozo de una canción, ‘Portarse mal’, que se salía de sus parámetros musicales habituales, con un lenguaje rebelde, lejos de lo políticamente correcto, que le representaba a la perfección. Aquello supuso un punto de inflexión, el principio del camino. Recordó que en esta vida ha venido a jugar, a pasarlo bien.
Tantos te quieros y suenan todos falsos, aunque me duela, sigo andando descalzo, con el corazón roto en mil pedazos. Siempre he tenido mucho miedo al fracaso.
Pero el miedo nunca tiene que ser un impedimento, así que el cantante decidió darle la vuelta y experimentar así artísticamente con todas las músicas y experiencias de su cabeza. A partir de ese diálogo interior, se fue gestando ‘UNO’. Un álbum producido junto a Paco Salazar que define como un nuevo comienzo, un renacer.
Sin embargo, en este nuevo inicio, Álvaro no desecha todo lo anterior, pero siente por fin que este nuevo trabajo discográfico representa en su totalidad a la persona y músico que es hoy.
Un recorrido por las canciones de ‘UNO’
‘UNO’ conecta a Álvaro con el pequeño que aparece en la portada del álbum. El niño que vuela libre y que se inició en el mundo de la música de adolescente para desahogar todo aquello que siente, por pura emoción. Sin condicionantes o metas preestablecidas.
Desde esa libertad creativa, el sevillano buscó y encontró su nuevo sonido. Uno que navega entre el pop y el rock y que difumina las clásicas separaciones entre estilos o generaciones. Democratiza ambos géneros, demuestra que las dos personalidades pueden convivir en una misma canción y gustar a públicos diversos. Se reinventa sin morir en un álbum de poderosas guitarras que exprime desde el pop.
El disco arranca a contracorriente, con una balada desgarradora, ‘Tu nombre’. La historia de un amor en su fase inicial que se esconde de la opinión pública, para no ser juzgado, cansado de tanto ruido y tanta pose. Una canción sin apenas instrumentación que desnuda su personal voz rasgada. Le sigue un tema que ha roto todos los récords, ‘Todo contigo’, y habla sobre esas relaciones que devuelven las ganas.
Entre las canciones del disco, podemos encontrar colaboraciones como ‘Hoy festejo’, el tema interpretado junto a la banda colombiana TIMØ. Una cumbia pop-rock para festejar la vida, el desamor que por fin desaparece sin dolor y que, visto desde la distancia, supone también un aprendizaje. Por otro lado, ‘Sin antifaz’ junto a Rayden se convierte en toda una declaración de intenciones con toques de rap y de western americano para destapar a los mentirosos del mundo de las vanidades.
El álbum sigue con ‘La boca’, una declaración de amor cargada de sensualidad y de puestas de sol en la que quedarse a vivir: deja que el tiempo decida. O ‘Rockstar’, otra de las canciones más importantes del disco, cuya melodía brotó en su mente de repente, en una especie de exorcismo musical que terminó de sanar toda la oscuridad de la etapa anterior.
Durante el proceso de transición vital para reencontrarse, vio la luz la épica ‘Cuatro días’, sobre las batallas que libramos solos y en equipo. Los aires de liberación brillan especialmente en ‘Toda la noche’, original canción con toques ochenteros muy bailable y que retrata una placentera resaca emocional que se expande por todas las extremidades. El disco finaliza con otra canción que baja las pulsaciones, ‘La jugada’. Noches de tequila y rock and roll combinadas con un estribillo pegadizo y una letra te toca el corazón.
Guárdame un pedazo de cielo, desde que te fuiste me hielo. Quiero que todo sea igual, sin tener que disimular. Déjame cuidar de tus miedos, dime por las noches, te quiero.
De este modo, podemos afirmar que Álvaro de Luna ha conseguido reflejar su crecimiento personal y musical en cada una de las canciones que forman el álbum. Pues todos los rincones de “UNO”, incluso dibujando momentos oscuros, están inundados de luz, de celebración, de honestidad y sinceridad. Porque a veces una caída es esencial para ponerse en pie.
Imagen destacada: Imagen de promoción ‘UNO’.