En Buscando Letras, hablamos de Saray García, una escritora vallisoletana que ha sabido hacer confluir las ciencias y las letras y convertir su pasión por la escritura en su vida y su profesión. En 2015 autopublicó su primera novela en Amazon. ¡Descúbrela!
Saray García es una escritora vallisoletana que, entre números, encontró el amor de su vida: el amor por las letras. No tuvo una adolescencia muy lectora, ella siempre prefirió las ciencias; de hecho, terminó doctorándose en Química. La novela ‘Rebeldes’ de Susan E. Hinton es su primer recuerdo entre libros. También cuando la escritura se convirtió en su terapia y refugio en un momento complicado de su vida, a mitad del doctorado.
Lucía, su primera bilogía, nació en Amazon en 2015 fruto de esa evasión que buscaba y necesitaba. Nueve años y cinco novelas autopublicadas después, Saray García tiene claro que su futuro está en los libros. Porque, como dicen los personajes de ‘Volaría por ti’, su último libro, “somos los pasos que damos”, y los suyos le han llevado hasta el mundo literario.
Somos los pasos que damos
Saray García se define a sí misma como una persona muy abierta, sociable, independiente y algo despistada. De todos estos adjetivos, parece tener solo una cosa en común con los gatos: la independencia. También la curiosidad porque, como se suele decir, la curiosidad mató al gato. En su caso, la curiosidad le permitió descubrir un nuevo camino que acabaría por convertirse en su futuro.
Siempre fue buena estudiante, pero las letras no eran lo suyo. Fueron su hermano y su prima los culpables de que la joven Saray comenzara a leer. “Vale, que leer es esto”, recuerda pensar cuando, movida por la curiosidad (como los gatos), leyó ‘Rebeldes’ de Susan E. Hinton; lectura que había fascinado a su familia. Este pensamiento se repitió poco después con ‘El príncipe de la niebla’ de Carlos Ruiz Zafón. Desde entonces, los libros han supuesto un gran (auto)descubrimiento para la autora vallisoletana.
Durante su doctorado en Química, vivió una etapa muy complicada, con mucha ansiedad y estrés. Aunque sin capa, la escritura se convirtió en su superheroína, en su terapia personal. Era lo que necesitaba. Así nació Lucía, la protagonista de su primera bilogía: cansada de su vida, se le ocurrió crear un personaje con sus mismas circunstancias, pero con un final feliz.
“Lucía se convirtió en mi psicóloga de sobremesa”, confiesa Saray entre risas. Unas risas que muestran alegría, valentía y mucho orgullo porque, pese a que su intención no era publicarla, una amiga la animó a hacerlo. En 2015, Lucía se convirtió en una bilogía (‘Antes de conocerme’ y ‘Después de encontrarme’) autopublicada en Amazon. A ella, le han seguido su bilogía Cicatrices y Volaría por ti, y otras que guarda en el cajón.
‘Volaría por ti’, la última novela de Saray García
Cuando una amiga escritora publica un nuevo libro, a Saray García le gusta visitar las librerías de Valencia, ciudad donde vive actualmente, para verlo. En 2021, esta costumbre dio un gran giro: esta vez, fue a las librerías en busca de su propio libro, de ‘Volaría por ti’. Vergara, sello editorial de Penguin Random House, apostó por la historia de Liz y Cam, si bien también la autopublicaría más tarde en Amazon.
Volaría por ti esconde una historia de pasado, presente y futuro. Pasado porque Liz debe abandonar Nueva York para volver a su pueblo natal y reabrir viejas heridas que aún supuran. Presente porque, para poder trabajar en su nuevo proyecto como arquitecta, tiene que lidiar con el dulce Cameron y sobrevivir a la vida rural. Y futuro porque, entre todo ello, Liz deberá aprender a derribar su fachada, su mundo interior y a preguntarse si su vida actual es lo que realmente quiere y necesita.
“Deberías aprender a disfrutar del camino, Liz, no solo del destino final”.
Liz es un personaje que, al principio, puede no caer bien. Es muy hermética, cerrada en sí misma, con una lista muy larga de prejuicios que le nublan la vista y con un pasado que le impide disfrutar de la vida tal y como es, sin inseguridades y desconfianza. Cam, por el contrario, es todo lo opuesto a ella: dulce, paciente, divertido y libre. Sin embargo, a pesar de sus personalidades y encuentros chocantes, ambos son un perfecto reflejo del otro; ambos anhelan lo mismo.
Y es que acompañamos a ambos protagonistas en un camino de aprendizaje que nos permite parar, reflexionar y mirarnos también a nosotros mismos. El amor propio es el tema principal: el aprender a querernos, respetarnos y entendernos. El poder y la importancia de amistades sanas y sinceras, sin reproches. No tener miedo a las segundas oportunidades; ni a las terceras, ni a las cuartas… Y el amor de pareja, un amor bonito y real, con mucha comunicación para que funcione.
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“Es curioso cómo hay personas a las que puedes estar media vida sin ver pero a las que siempre estarás conectado”.
Una historia con tintes de comedia, pero igual de emocionante, reflexiva y desgarradora de corazones. Un homenaje a la película de Sweet Home Alabama y a esa vida fuera de las grandes ciudades con la que comprender que, el anteponernos a nosotros mismos, no es egoísta. No si es para querer bien y avanzar, dejando atrás esa mochila llena de piedras que nos impide evolucionar y madurar.
Perder el miedo
El futuro nos abruma porque lo desconocemos. Así debió de sentirse Saray cuando dejó su profesión como química y decidió que su futuro no era ese. Años después, con mucha ilusión, esta autora tiene sus objetivos claros: seguir escribiendo, publicar de nuevo con una editorial y tener éxito, acabar con el bloqueo escritor que le persigue y, ante todo, escribir sin dudas. Perder el miedo a intentarlo una y otra vez.
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El nuevo proyecto en el que está inmersa se acerca más al new adult. Los personajes son más jóvenes, con conflictos más adecuados a su edad y con una temática mucho más actual. Aun así, cuando se le pregunta por él, prefiere responder diciendo que va a escribir una historia de dos personas que se enamoran, por si al final las expectativas no se cumplen.
Saray García encontró en las letras lo que la química no le daba: la creatividad, el poder de vivir mundos paralelos y disfrutar de ellos; leyéndolos y escribiéndolos. No obstante, esta escritora es el ejemplo de que las ciencias y las letras pueden converger y vivir en armonía, sin odiarse. Ella es una chica de ciencias, pero también de letras; ahora, puede que más lo segundo que lo primero. Es una química escritora o una escritora química, como prefieras mirarlo.
Imagen destacada: Cedida por Saray García