En Why Not Magazine hemos hablado con Alice Kellen, la autora contemporánea ‘best seller’ de nuestro país. Acaba de publicar su nueva novela, ‘Quedará el amor’.

Cruzamos caminos con decenas de personas al día. A veces ni siquiera nos damos cuenta; otras, en cambio, intercambiamos miradas, puede que incluso alguna palabra banal, pero siempre se queda en eso: en un detalle trivial, en un choque fortuito. Y, sin embargo, un día, en una habitación fría, solitaria y con un fuerte olor a lejía, conoces a una persona que te demuestra que siempre quedará el amor. Siempre.

Cedric Stone y Margot Abbot lo aprendieron allá por 1996 en Edimburgo. Ellos son los protagonistas de la nueva novela de Alice Kellen, ‘Quedará el amor’. Una historia de amistad entre un piloto de guerra y una enfermera cuyas vidas se entrelazan en un hospital para no separarse jamás. Porque incluso en los recuerdos habita el amor; también el dolor.

Alice Kellen y 'Quedará el amor' | Fotografía: Javier Ocaña

Alice Kellen y ‘Quedará el amor’ | Fotografía: Javier Ocaña

La escritora valenciana ha regresado a librerías este 18 de septiembre acompañada, una vez más, por Planeta. Tras conquistar el corazón de millones de lectores de todo el mundo y haber publicado dieciocho novelas, entre ellas Donde todo brilla’ o ‘Nosotros en la luna’, Alice Kellen nos regala un aprendizaje de vida con un tono más adulto, pero sin perder su esencia.

Charlamos con Alice Kellen

Why Not: Autora best seller, 18 novelas y millones de lectores después, ¿sigue habiendo mariposas ante la publicación de una nueva novela?

Alice Kellen: No sé si son mariposas, pero sí mucho vértigo. En el caso de esta nueva novela, que es un camino un poco diferente, es un riesgo y el riesgo conlleva vértigo.

WN: ¿Crees que en algún momento dejarás de sentirlo?

AK: Hay una parte de mí a la que sí, le gustaría dejar de sentirlo porque me daría mucha tranquilidad. Pero, por otro lado, espero que no porque siempre pienso que es mejor sentir a no sentir nada, incluso aunque sean sensaciones muy incómodas.

WN: Regresas a las librerías con ‘Quedará el amor’, tu historia más adulta hasta el momento. ¿Qué ha llevado a ese cambio en el tono?

AK: El camino se inició en cierto modo con ‘El chico que dibuja constelaciones’, ‘Tú y yo, invencibles’… Para mí, la línea de ‘Quedará el amor’ está en ‘La teoría de los archipiélagos’. Comencé a publicar con 20 años, ahora tengo 35, y en 15 años cambias tú, cambia tu experiencia vital y quieres reflejar tu forma de ver el mundo actualmente.

Es cierto que, cuando has escrito muchas novelas, te da miedo repetirte. Moverse implica riesgos, pero también es peligroso permanecer inmóvil.

WN: ¿Cómo crees que lo recibirán tus lectores?

AK: Siempre que ganas algo, tienes que perder otras cosas. Y es verdad que a lo mejor es una historia que a un público más joven le interese menos por los temas que trata, pero también se puede ganar por otra parte. A lo mejor hay un público más adulto al que le pueda interesar.

No obstante, sí que creo que, de mi público actual, hay muchas lectoras que me pueden acompañar en el camino. No solo he crecido yo, también pasan los años para las personas que me leen, y creo que es interesante hacer esta trayectoria juntas.

WN: ¿Entonces tus futuros libros seguirán esta línea adulta?

AK: Sí; de hecho, ya tengo más o menos la siguiente línea dibujada. Me gustaría abordar personajes que estén más en la treintena que en la veintena por mi propia experiencia vital. Y me apetece contar historias de amor que no necesariamente tengan que ser románticas.

WN: En realidad, ‘El chico que dibujaba constelaciones’ y ‘La teoría de los archipiélagos’ también son adultas. ¿Qué separa entonces la historia de Cedric y Margot de Valentina y Gabriel y de Martín e Isaac?

AK: Los temas no cambian, giramos en torno a las mismas preocupaciones, anhelos, problemas… No cambian las emociones que se tratan, pero sí la perspectiva. Es como jugar con los mismos elementos, pero metiéndolos en una batidora y dándoles otra forma.

'Quedará el amor' en Marazion | Fotografía: Javier Ocaña

‘Quedará el amor’ en Marazion | Fotografía: Javier Ocaña

WN: ‘Quedará el amor’ nació hace bastante años, pero fue en 2023 cuando diste el gran paso de reescribirla. En los agradecimientos comentas que tú cambiaste, pero la novela no. ¿Cómo fue reencontrarte con estos personajes habiendo escrito de por medio otras historias y sintiéndote diferente?

AK: Lo malo y lo bueno de los libros es que son inmutables, y las personas no lo son. Es verdad que hay tres versiones de esta historia y me voy viendo en ellas respecto a los cambios de mi vida de los últimos cinco años. El proceso de esta novela ha sido muy diferente a las otras, pero también ha sido enriquecedor.

WN: Los caminos de Cedric y Margot, un piloto de guerra y una enfermera, se entrelazan en 1996 en Edimburgo, en una fría y solitaria habitación de hospital. ¿Por qué dos desconocidos que acaban convirtiéndose en un anillo que carga muchos recuerdos?

AK: A mí me parece que es más sencillo abrirte y dejarte ver con un desconocido que con alguien de tu entorno. Su amistad nace un poco de eso: dos personas que tienen sus soledades y se encuentran. Sin esperar nada del otro, sin esforzarse, sin ninguna presión ni prejuicio. Es una relación muy desinteresada.

WN: ¿Cómo nacieron?

AK: Margot ha nacido muchas veces, ha tenido muchas vidas, pero siempre ha mantenido su esencia. Ella es la bondad, alguien que mantiene esa inocencia. El personaje de Cedric, en cambio, es todo lo contrario: tiene más aristas, tiene más sombras, más capas, más cambios, más disfraces, su esencia se modifica mucho más… Creo que los dos se complementan muy bien.

 

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WN: ¿Te resultó complicado el proceso de documentación de la Segunda Guerra Mundial, darle ese peso histórico a la historia de Cedric, el protagonista masculino?

AK: Sí, es mucho más complicado que la parte de 1996 porque tienes que estar pendiente de muchos más detalles. En las partes del pasado me notaba mucho más tensa escribiendo. Pasaba días escribiendo esos capítulos y, en cambio, la parte del presente era como respirar, como coger aire de nuevo.

WN: E imagino que no fue fácil poner distancia entre Margot, madre de Peter y Ana, y tu experiencia más personal.

AK: Al final no puedes separar a la autora de la obra. Mis hijos son más pequeños, pero sí que es verdad que muchas de las cosas que hacen y muchas de las conversaciones que tengo con ellos me inspiran. Fue bonito poder incluir pequeños detalles de ellos.

WN: Cedric y Jane, el otro gran personaje de esta historia, se conocen en tiempos de guerra. ¿Seremos capaces de recuperar ese amor entre cartas y acertijos y no tanto entre likes y seguidores?

AK: Me encantaría, pero no lo creo. Todo cambia y sentimos un poco de nostalgia al mirar atrás por eso que decía antes, de que ganamos cosas pero perdemos otras. Hay que asumir que eso se ha perdido.

Sin embargo, sí creo que, en el futuro, y que en cierto modo ya está sucediendo, habrá un movimiento de dar un paso hacia atrás. Puedes estar en redes sociales, pero que no consuma tu tiempo, tu vida.

WN: ¿Y qué hay de Margot? ¿Ella será capaz de superar su eterno invierno?

AK: Margot crece mucho, sobre todo en autoestima, en seguridad, en darse cuenta de lo que vale y que tiene un futuro por delante. Cuando la novela termina, y creo que es un poco la luz de la trama, ella consigue verse en el espejo, y le gusta lo que ve.

WN: Hablando de espejos, ¿cómo conviertes una trama de ficción en un espejo para tantísimas personas?

AK: Al final has escrito mucho y sabes cómo hacerlo. En cada una de tus novelas, dejas cosas tuyas; en unas más, en otras menos. Todo influye mucho. Uno de los mayores miedos de todo autor es serte infiel, hacer algo con lo que no estás a gusto, pero es complicado porque juegas con lo que esperan de ti y lo que esperas tú de ti. Ese equilibrio no siempre es fácil, pero lo intento mantener siempre.

WN: ¿Qué lección esperas regalar a tus lectores con ‘Quedará el amor’?

AK: Espero que, a pesar de que sea una novela con sus sombras, les quede la sensación de luz. Que del amor y del dolor saquen algo bueno. Precisamente, parte de esta novela es eso: una herida que acaba siendo luz.

WN: Para terminar, extrapolándolo a cualquier situación que imagines, ¿siempre quedará el amor?

AK: Hay muchas situaciones, pero yo creo que sí. Es lo que permanece y es lo que tú siempre esperas dejar. Yo al menos espero dejar amor.

Alice Kellen | Fotografía: Javier Ocaña

Alice Kellen | Fotografía: Javier Ocaña

 

Imagen destacada: Javier Ocaña – Cedida por Planeta