Vetusta Morla abrió un fin de semana indie en Alcalá de Henares en el penúltimo de Los Conciertos de La Muralla. La banda abarrotó el Recinto Amurallado del Palacio Arzobispal de la ciudad durante 2 horas de concierto.
Vestusta Morla es de esos grupos que hay que ver en directo, por la vitalidad y energía que desprenden sobre el escenario. 120 minutos sobre el escenario no fueron suficientes y es que siempre consiguen dejarnos con ganas de más.
Desde que abrieron las puertas del recinto hasta que comenzó el concierto había proyectado un mensaje importante y necesario sobre el escenario. «Solo sí es sí» es la frase que leyeron los asistentes a medida que se colocaban para disfrutar del concierto. Nunca está de más recordarlo.
Vestusta apareció sobre el escenario pasadas las 21:30 y entre luces azules comenzaron el show. «Se apaga el carrusel, después de otro carnaval«. Tras Deséame Suerte, llegó El Discurso del Rey y Palmeras en la Mancha, no sin antes dar las buenas noches a todos los asistentes.
Entre Golpe Maestro y Maldita Dulzura lanzaron un mensaje relacionado con la actualidad, así como un alegato hacia el amor. «Llevamos toda esta temporada de festivales haciendo un alegato en favor de, quizá, el sentimiento más puro y más originario que tenemos, de ahí venimos todos. Es el sentimiento del amor, es sentimiento que puede que lo tengamos como muy trillado«.
«Creo que en estos tiempos en los que básicamente nos insultan en la cara diciéndonos que no sabemos votar en las urnas, por ejemplo, nos toman por estúpidos a veces. En estos tiempos en los que los pulmones de la tierra arden y políticos falocráticos se empeñan en que no necesitan ayuda, o incluso llevándolo a tiempos oscuros también, más cercanos. Organizaciones que montan seminarios para que la gente ame y tenga deseos contrarios a los de su propia naturaleza. Creo que con estos ejemplos y muchísimos más el único antídoto que tenemos es el amor, entre unos y otros, pero el amor sincero, el amor eterno y el amor incondicional. Qué mejor manera para canalizar ese amor que el mejor canalizador que existe: la música.»
Terminaban el alegato dando las gracias a todas y a todos por asistir a disfrutar de la música, justo antes de su Maldita Dulzura. Cuarteles de invierno precedió a Copenhague y su «Dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar, nunca sabes dónde puedes terminar, o empezar…«
La noche continuó con Fuego y Guerra Civil, mientras que el público no dejaba de corear las canciones, incluso más alto que ellos. «Hablan los que ya no están, no han dejado de girar» dio paso a «Deja el equipaje en la ribera, para verte como quieres que te vea«. Temas como Punto sin retorno, Sálvese quién pueda, Valiente o Consejo de Sabios anunciaban el final del concierto.
Sin embargo, Vetusta Morla no quiso abandonar el escenario sin dar las gracias al público y pidió un aplauso «estruendoroso» para toda la gente que hace posible un momento único como un concierto. «Un concierto es un momento mágico, potente, porque es un momento en el que todos estamos inmersos en algo durante hora y media o dos horas. Se produce algo maravilloso a lo que yo lo llamó «Olla de Felicidad». Esto es posible gracias a todo el equipo que forma parte de Mismo Sitio Distinto Lugar«, dijeron justo antes de un gran aplauso.
Pucho, vocalista del grupo, también quiso recordar la importancia de las salas de conciertos, lugar en el que se forman tantas bandas y lugar en el que ellos han nacido.
«Esto es como un festival, no como los de verano, son varias noches. Yo quiero decir que el mundo de la noche está complicado, las noches musicales. Al parecer se nota que no se sale tanto, quizá es aislamiento en nuestras casas con las series, los móviles o los ordenadores. Ha habido un proceso hacia abajo de las salas y de la gente que va a escuchar música a los conciertos. Están muy bien los festivales, pero no os olvidéis de las salas de conciertos. Estamos muy cerca de míticas salas en las que se forman muchísimas bandas, técnicos y una pequeña industria que luego es posible que gente como nosotros, que de ahí venimos, estemos subidos en estos escenarios de grandes recintos. No os olvidéis de las salas, el invierno es muy largo.»
De esta manera, dieron paso a la penúltima canción de la noche, El Hombre del Saco. «Alcalá, tenemos que aprovechar, el verano se acaba y es el último baile«, decían. Y así fue, Alcalá aprovechó y disfruto la última canción, Los Días Raros, cantando a todo pulmón, con un estribillo y un grito eterno que no quería terminarse.
Y así son ellos, de los grupos que se dejan todo sobre el escenario, de los que ganan en directo, de los que no se olvidan de su público ni de sus raíces. Y, sobre todo, de los que aprovechan que tienen un micrófono en la mano para lanzar mensajes importantes, para recordarnos cosas que pueden parecer insignificantes, pero que a veces se nos olvidan.
Imagen principal: Ángela Merino – WHY NOT
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