«After: Aquí empieza todo» es la primera adaptación cinematográfica de la exitosa y polémica saga de libros de Anna Todd. Nacida como fenómeno de Wattpad, «After» lidera la cartelera en cada estreno. ¿Cuál es su problema?
«Hay momentos de la vida que parecen definirnos, momentos a los que volvemos una y otra vez. Mi vida antes de él era muy simple y estaba muy marcada. Ahora, después de él, es solo… después». Así empieza el supuesto romance envidiable que se vende a un público joven.
A los trece años tienes permitido ver esta película en las plataformas de streaming. Sí, sí, lo que lees. Y, claro, lo primero que te cuentan es que su protagonista no era nada relevante antes de su interés romántico. Con un inicio así y trece años, es probable que suspires. Probable y, desde luego, peligroso.
Tessa Young y Hardin Scott: ¿existen las almas gemelas?
Tessa Young (Josephine Langford) empieza la universidad con cien clichés a los hombros y un conocimiento completo y extenso de literatura clásica. Tessa es angelical, buena, sencilla y hogareña. Steph, la compañera de habitación de Tessa, no encaja en absoluto con ella. Y, por supuesto, Tessa se deja convencer por un modo de vida universitaria con el que no se siente cómoda porque, claro, ¿cómo vas a ser universitaria sin beber, tatuarte o tener sexo? En After se recurre demasiadas veces al castigo social que supone salirse de la norma hecha por y para perfiles extrovertidos.
El primer problema detectado en After, sin hablar de la cinematografía, simplemente contemplando el argumento, es la constante degradación al estilo de vida original de Tessa. No se considera válida hasta que deja atrás sus principios y copia los de los demás. Porque, claro, ¿cómo vas a pedir que te respeten si estás por debajo de lo establecido como correcto? En esta historia se señala con el dedo y se humilla a su protagonista hasta que se lanza a calzar unos zapatos que no le gustan ni convienen.
Hardin Scott (Hero Fiennes-Tiffin), el interés romántico que da sentido a la vida de Tessa Young, es, sin necesidad de más explicación que la anterior, problemático. Tiramos de cliché (otra vez) para comprender la actitud violenta y oscura de Hardin. Es un chico malo, repleto de tatuajes, jamás vestido de un color que no sea negro. Es oscuridad, contraste total junto a la angelical Tessa.
Los traumas del pasado son, por algún motivo, justificaciones válidas con las que defender y aceptar comportamientos tóxicos. Y, claro, Tessa Young debe enamorarse de él y agradecer que, exclusivamente con ella, sea diferente y menos agresivo. Nos dicen que todo vale la pena porque Hardin también sabe de literatura clásica y, automáticamente, sus almas están hechas de lo mismo… ¿Soy la única que no deja de ver señales de peligro en esta historia?
«After» en la gran pantalla
Si dejamos atrás la trama y nos centramos en cómo se cuenta a través de la pantalla, lo primero que se me ocurre comentar es el diálogo. After es un pretender vs. conseguir constante y, con el guion, se pretende enamorar con diálogos intensos y profundos, pero se consigue un ambiente antinatural y hueco. Innecesario, diría yo. El uso de referencias literarias es inteligente y agradable de forma puntual, pero consiguen desgastarlas y añadir surrealismo a su relación.
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Hardin es robótico a tiempo completo. La oscuridad que engulle a su personaje arrasa con su capacidad de transmitir a través de la palabra. Tal vez no tenga mucho por contar pero, desde luego, explicar su comportamiento requiere más de una pequeña confesión con la mandíbula apretada.
En general, la película se hace corta. Poco más de hora y media no es suficiente para desarrollar un supuesto romance que nace del rechazo. No hay tiempo para dar credibilidad a la atracción. Hay tanta escena pequeña y tanto plano angelical que no se puede completar nada. Es superficial y queda un poco coja e incompleta. Vaciando por un lado y detallando por otro, la historia podría haber sido algo más creíble, aunque no más correcta.
El problema de «After»
Desde luego, la trama de After: Aquí empieza todo y la construcción de sus personajes son debates constantes en redes sociales. La polémica está totalmente justificada.
El problema de After no es la historia de Hardin y Tessa como tal. El problema es cómo se cuenta y comercializa. En vez de promocionarla como «la relación tóxica con la que aprender a huir de ciertos comportamientos», se vende como «el romance que todo el mundo desea vivir»…
La ficción es válida en todas sus formas, y publicar romances peligrosos y abusivos es lícito y necesario cuando el propósito es denunciarlos. Cuando se lanza una historia que trata el trauma, el abuso emocional y la superioridad social desde un punto de vista romántico, lo último que debemos tolerar es que se idealice y ponga a disposición del público más joven y vulnerable.
No, After no es la historia de amor que quieres vivir.
Imagen principal: Diamond Films