Agoney estrena su álbum debut en directo y a nivel mundial. Más de mil pantallas se reúnen la noche del 13 de febrero para redescubrir el CD en «Libertad: Un Viaje Íntimo».
La retransmisión en streaming se ha convertido en una gran aliada para los músicos. El mundo nos pide que aplacemos todo evento que pueda suponer un riesgo y, aunque la cultura continúa siendo segura, el arte no puede esfumarse como si fuera prescindible. No lo es.
La música ha encontrado la forma de ser cercana en la distancia, y Agoney es uno de los muchos artistas que se han subido a un escenario para ser visto desde miles de casas. Es una idea valiente, muy desnuda sin ningún tipo de duda, e íntima. Libertad: Un Viaje Íntimo nace como alternativa y consigue reunir en el mismo chat a seguidoras de tantos países como quieras imaginar (México, España, Chile, Estados Unidos, Rusia…).
Aunque el espectáculo se retrasa 10 minutos, el chat se llena de ilusión desde una hora antes de la programada. La gran mayoría de usuarios se conocen de otras redes sociales, y ver cómo se reencuentran en una nueva plataforma, pero con el mismo objetivo, es muy puro. Cerca de la hora del despegue, en esa estética de viaje en la que Agoney trabaja desde el anuncio del concierto, todo son mayúsculas y emoción. Las ganas de ver a Agoney en pantalla son prácticamente palpables, y eso que la mayoría disfrutamos de esta ocasión en soledad.
Así, pasan diez minutos de las 9 de la noche cuando la cuenta atrás se activa y el mar absorbe a los espectadores. Sí, el mar. El oleaje engulle a las canciones de Agoney, que ya pueden apreciarse de fondo. Es un montaje emotivo, la piel de gallina está garantizada con un inicio como este. Cinco minutos más tarde, nos topamos con un pequeño documental que enseña un aeropuerto, el Teide, un amanecer y todo un equipo montando el espectáculo de Agoney.
Todo vestido de blanco y con un mechón de pelo liso cruzándole el rostro, Agoney empieza a caminar con Volver A Ser. Tiene cierto tono poético, pues así es como acaba el CD, y así es como empieza su historia sobre un escenario. Camina a través de los plásticos que vimos en las imágenes promocionales y desata el caos en redes sociales. Después de espera, anticipación y malas noticias, Agoney al fin estrena su debut a nivel mundial.
Este primer y emotivo tema termina en el centro del estudio CoolMood, junto a Garci, el excelente pianista que convierte los temas de Agoney en oro puro. El directo y el ambiente minimalista acompañan a la sensación de intimidad, y las teclas de Garci son protagonistas indudables. Qué brillo y qué gran acierto.
«Un viaje íntimo», literalmente
«Vamos a contar cuentos», dice Agoney, tras saludar y agradecer, y justo antes de empezar con Libertad, el preludio con el que abrió las alas el pasado abril. Alarga el tema y añade algunas novedades que sus seguidoras comentan con gran excitación en todas las plataformas a las que alcanzan sin separar los ojos de la pantalla. Hay admiración en cada una de las casas que cenan viendo el primer vuelo de Agoney con su propio repertorio, y lo hacen notorio desde un primer instante.
La experiencia en la que nos embarcamos con Agoney es toda una aventura. Es, efectivamente, un viaje íntimo. Nos trasladamos a todos los sitios en los que Agoney encuentra música. Para empezar, nos colamos en su infancia con Como la flor, primer tema en el que invita a cantar al público en su casa. A continuación, nos arrastra al punto más nostálgico, al que a todas nos hace recordar las intensas veladas de Operación Triunfo 2017: Je suis venu te dire que je me’n vais. No es el único tema que Agoney se atreve a interpretar en francés, pero sí el primero, y también el que acaba con un gran suspiro por su parte y un «qué duro se me hace contener los sentimientos».
Eso sí, el lugar que más frecuentamos esta noche es la verdad de Agoney. Prometió intimidad, y nos la regala casi en cada tema. Para Soy Fuego, decide contarnos su historia, cómo una noche de alcohol le llevó a un susto de morir ahogado en una bañera. Cuenta que escribir esta canción fue terapéutico, y que lo pasó muy bien. Sin duda, ahora más que nunca podemos entender el «Tanto tiempo bajo el agua y todo por salvarme». Las luces para este tema se vuelven feroces, destellos blancos y rojos que se suman a la intensidad de un puente desgarrador. La producción de este tema siempre ha sido de aplaudir, pero su versión acústica no deja nada que desear.
Por supuesto, una intensidad de ese calibre requiere, mínimo, un minuto de descanso y un sorbo de agua. Aprovechan para recordar que se pueden mandar preguntas, porque sí, este directo es muy directo con su público, y sí, se te olvida un poco que no estás en un recinto rodeada de más que sienten lo mismo que tú. Es un espectáculo bien montado, con un sonido, imagen y realización envolventes.
Para los siguientes temas, Perficción y una versión del Believe de Cher, Agoney experimenta con un autotune que descoloca un poco. Cuesta hacerse a ese sonido antinatural, muy lejano a lo que Agoney suele ser en el escenario, pero no por ello menos disfrutado por su expectante público.
Cruzado el ecuador del espectáculo, Agoney vuelve a colarse en una letra francesa para interpretar SOS d’un terrien en détresse, una balada pulida que sienta como un guante a su voz perlada. «La gente la recibió como si fuera mía y se enamoró sin saber qué decía, y a mí me pasó igual», dice al presentarla. La interpreta bañado en luces blancas, en un ambiente angelical.
Agoney, cercano en la distancia
Las prometidas preguntas llegan y nos encontramos con algunas respuestas de lo más interesantes. Para empezar, habla de un tema que se quedó fuera del trabajo discográfico y que pretende incluir en su gira. Cuenta cómo surgió la idea del concierto online, junto a su amigo Eleazar y un «Si voy, voy». «Para mí es de locos estar aquí», confiesa y nos cuenta que no pudo dormir la noche anterior, nervioso y emocionado. «Somos un grupo pequeñito, pero intenso», cuenta antes de compartir con su público que su familia también está a punto de crecer, convirtiéndole en tío por primera vez.
Entre otras respuestas, comparte que no tiene rituales más allá de descansar la voz y entrenarla, a lo que Garci añade que es uno de los artistas que más ha visto cuidarse. En cuanto a la estética del disco, Agoney confiesa haber necesitado un segundo intento para conseguir, sobre un fondo blanco y edición digital de Juaki Pérez, el resultado deseado. También nos cuenta que ha trabajado con un cantautor cuya identidad no va a revelar aún, y que está por la labor en cuanto a colaboraciones con cantantes se refiere. «Me apetece cantar con gente», dice. Ah, sí, también comparte uno de sus lugares seguros: el coche. Le gusta encerrarse ahí durante horas.
Vuelve a la música para interpretar Edén, uno de los temas más desgarrados, uno de esos que piden ayuda y se lamentan. Fue así en su versión estudio, y es así en directo y tras explicar su origen. Agoney, con el maquillaje corrido y sintiéndose usado, encontró liberación en este tema tan arañado y sentido. El blanco y negro de la realización nos acerca al que fue el videoclip lanzado el pasado mes de agosto.
Elegancia y sensibilidad: Agoney es libre
La gata bajo la lluvia es una de las mejores interpretaciones de la noche. Le sienta bien, se ajusta a lo que sabe hacer. Es elegante a más no poder, y es una elección brillante. Tras esta actuación, vuelve a contar cómo se desarmó ante un piano para su siguiente tema, con grandes pérdidas en su vida muy recientes. Aunque todo el mundo espera Más, nos roba el aliento con un pedazo de I Will Always Love You. Es posible que, en este momento, los comentarios del chat tuvieran poco sentido. Todos lloramos con un momento así de delicado, y mucho más cuando se conecta al Más que caló desde su primer segundo en vida. Es un momento mágico. Agoney interacciona con un público virtual, el chat se llena de los coros… y es precioso de ver.
Cuando Agoney desaparece, Garci consigue con el piano paralizar a todo espectador. Eloise suena con un detalle impecable sobre las teclas. No se reduce al intermedio para que Agoney se vista de negro y se ponga unas gafas de sol, no, se convierte en una actuación preciosa y única. Sensible, muy cercana y adictiva. Por un momento, dejamos de estar en casa y nos encontramos en un pabellón con música en directo.
Pero sí, Agoney reaparece con las características mencionadas para interpretar Black, uno de sus primeros temas. Es intenso y dramático, como siempre. Y es el penúltimo, justo antes del Quizás con el que todo empezó. Claro que, antes de bailar con el tono jazz e innovador de Quizás, Agoney se atreve con un poco de I Will Survive.
«Libertad»: aquí empieza todo
La noche acaba y el directo se esfuma, pero seguimos viajando. Estamos atrapados en un vuelo que nos aísla de todo lo que hay fuera. Es posible que los conciertos online sean la cura para lo que hay en las calles, por lo menos durante un rato. Durante una hora y media, volvemos a ser el público de un artista, y para muchos es la primera vez después de un año de silencio.
Tal vez el mundo esté cansado de girar y necesite estos años de pausa, pero la música sigue y se adapta a lo que es posible. Agoney y su equipo se adaptan también al sueño de muchos, empezando por el del propio artista, el de viajar cantando. «Hemos arrancado y ya no hay vuelta atrás» es una de las mejores frases que comparte en toda la noche. Esperábamos con ganas su despegue y, tras verlo de primera mano, en buena calidad y en posible repetición a partir del lunes día 15, no podemos estar más seguras de que este es solo el principio.
Imagen principal: @libertadunviajeintimo