Melendi se subió por primera vez al Teatro Real de Madrid ante un público entregado, con ganas de disfrutar durante dos horas de los míticos temas del cantante asturiano. Nervios y emociones compartidas que hicieron una noche para el recuerdo.
El jueves 29 de julio fue un día de grandes emociones para Melendi: comenzó con el estreno de su nuevo single, ‘La Boca Junta’, junto a Mau y Ricky, y continuó con su primera vez en el histórico Teatro Real de Madrid. Después de dos años sin subirse a un escenario, el asturiano vuelve a girar y lo hace casi con los nervios de las primeras veces.
Su público, impaciente, enloquecía cuando se apagaron las luces del Real y Melendi apareció en escena con ‘Hijos del mal’. «Vamos a sonreír, vamos a disfrutar», invitaba al público. Sonó ‘Septiembre’, esa canción que narra la historia de amor entre dos personas que no pueden amarse, pero lo hacen y viven el amor entre pasillos repletos de estudiantes. «¡Melendi, Melendi!», coreaba el público, mientras él prefirió dejar a un lado las palabras que tenía preparadas y se dejó llevar por lo que le pedía el momento.
«Es difícil explicar lo que se siente después de estar tanto tiempo sin hacer lo que a uno le apasiona y le hace sentir vivo«, comenzó diciendo. Una descripción perfecta del último año y medio y todas esas cosas que la pandemia nos ha arrebatado. «Yo disfruto mucho de estos momentos. Me gustaría veros las caras enteras, pero el momento no nos lo permite», continuó, al tiempo que agradeció la comprensión del público por sus nervios.
Melendi hizo varios viajes al pasado y al presente durante el concierto. El primero, a sus 17 años, cuando estaba enamorado de Laurita, historia que dio paso a ‘Colgado de la Vecina’. Algo curioso que ha provocado la pandemia es que hay muchas canciones, escritas hace años, que ahora cobran un significado especial. En el caso de Melendi, una de ellas es ‘Casi’, tema que habla de ese miedo irracional que tenemos a fracasar y que no nos permite lanzarnos a por lo que queremos. «Estamos viendo que la vida se nos va en cualquier momento, pero yo sé que los que están aquí son unos valientes».
‘Autofotos’ y su merecido homenaje al postureo dieron paso a uno de los temas más reconocidos de su repertorio, una canción que todos hemos coreado en algún momento: ‘Caminando por la vida’. Le siguió ‘El arrepentido‘ y la historia que se esconde detrás de los versos de ‘Sin remitente’.
«Por mi vida pasó, hace unos cuantos años, un ángel de la guarda que me enseñó muchas cosas. A raíz de las cosas que me enseñó yo hice una canción que llegué a contar que, por lo menos en mi caso, cuando somos pequeños vamos por la calle y nos encontramos con un charco. De pequeños, ese charco parece un mar enorme. Nos ponemos unos zancos para pasar ese charco, pasan los años y el charco es un charco, pero nosotros seguimos con los zancos. Esto es una carta de despedida que yo hice, con 35 años, a esos zancos«, contó.
El propio Melendi invitaba al público a que se volviera loco, a que celebraran su regreso a los escenarios por todo lo alto. Y lo hicieron con ‘Mírame’, una canción que le gusta «porque sí». Tras los pertinentes aplausos, alguien entre el público no se lo pensó dos veces: «¡Viva la música!». «¡Viva!», respondió Melendi y pidió un aplauso para él.
‘Déjala que baile’ quiso dedicársela a sus hijas, dos de ellas le acompañaban esa noche en el Real. ‘Tocado y hundido’ y ‘Un amor tan grande’ marcaban el ecuador del concierto. El público continuó disfrutando al ritmo del mítico ‘Un violinista en tu tejado’. «Disto mucho de entender de casi nada y presumo más bien de mi ignorancia, pero esta canción va por la libertad de los cubanos», proclamó antes de que sonara ‘Desde que estamos juntos’.
La nostalgia, la culpa y los sentimientos encontrados estuvieron presentes en ‘La casa no es igual’. Y si antes hablábamos de esas canciones que ahora cobran más sentido que nunca, para Melendi una de ellas es, inevitablemente, ‘Cenizas en la eternidad’. El tema es un viaje a través de los sentimientos y de las emociones del cantante, donde se combina la rabia y el agradecimiento; pero no solo es especial para él, pues las emociones también estaban presentes en el público al ritmo de «Yo quiero ser guerrero». Es más, una fan no quiso dejar pasar la oportunidad de acercarse al escenario para transmitirle, entre lágrimas, que esa canción era realmente especial para ella.
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El público le pedía que bajara del escenario y él quería estar más cerca de sus fans, después de tanto tiempo, pero los organizadores no lo permitieron y él coincidió en que «hay que ser conscientes de la situación». La música continuó sonando al ritmo de ‘Como una vela’ y un merecido homenaje a todos los integrantes de su banda. Después de unos minutos fuera del escenario, Melendi reapareció pidiendo al público que cantaran con él ‘Destino o casualidad’.
«Cuando era más joven me gustaban más otro tipo de jardines», bromeó para dar paso a ‘Tu jardín con enanitos’. ‘Cheque al portamor’ anunció que la noche estaba llegando a su fin, no sin antes contar la historia que se esconde detrás de ‘La promesa’. Su público seguro que la ha escuchado en más de una ocasión, pero nunca está de más rescatar una historia que habla del amor en su estado más puro.
«Nace de una conversación con mi amigo Pablo, borrachos, es un amigo de toda la vida. De esos que no hay muchos, un tipo excelente con un corazón de oro. Estábamos en la boda de un amigo nuestro, un poco apartados en unas escaleras, diciéndonos todo lo que nos queremos. De repente, veo que a Pablo se le cambia la expresión de la cara y me hace una pregunta, como diciendo, ¿qué me pasa? ‘¿Por qué nadie me compra?’, me dijo. A mí se me parte un poquito el corazón porque es una persona a la que quiero desde hace mucho tiempo. Me desperté, me levanté y envalentonado le dije ‘Pablo, yo te prometo que de aquí a dos años vas a conocer a la mujer más maravillosa del mundo. Te vas a casar con ella, iré a vuestra boda y os cantaré la canción más romántica que voy a escribir en toda mi carrera’. Pablo y Covadonga se casaron el 14 de septiembre de 2014 y yo cumplí mi promesa», contó.
La emoción del momento dio paso a los agradecimiento de Melendi, pero no se podía despedir de Madrid y del Real sin que sonara ‘Lágrimas desordenadas’. El público lo dio todo al ritmo de «Y puse tus recuerdos a remojo y flotan porque el agua está salada… Salada porque brotan de mis ojos, lágrimas desordenadas…». Así de emotiva fue la vuelta de Melendi a los escenarios, un concierto con sensaciones de primeras veces y un público a la altura de la ocasión.
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Imagen destacada: Bea García – WHY NOT