Alexandra Roma publicó el pasado 15 de mayo su nueva novela, ‘Las alas que inventamos’. Una historia donde Kelly y Graham, sus dos entrañables protagonistas, nos enseñarán a volar sin alas y a creer en los sueños.

Alexandra Roma tiene un superpoder. En realidad, son varios: escribir, dar vida a sus personajes y crear historias que se sienten como tiritas. Ella siempre dice que leer y escribir le dan alas, pero lo que no sabe es que, con sus novelas, consigue que sus lectoras (y sus personajes) vuelen con ella.

Esta autora madrileña comenzó a regalar historias al mundo en 2015, al autopublicar ‘Un océano entre tú y yo’. Ganadora del V Premio Literario La Caixa/Plataforma Editorial y finalista en la quinta edición del Premio Titania de Novela Romántica, Alexandra Roma alcanzó su gran sueño en 2022: Fugaces pero eternos, su última bilogía, fue publicada por Planeta en 2022.

Hace apenas un mes, el 15 de mayo, Las alas que inventamos, su última novela, vio la luz. Kelly, una escritora con un bloqueo, y Graham, un lesionado jugador de hockey sobre hielo, protagonizarán una gran lección de vida.

Entrevista | Alexandra Roma: «Las personas que escribimos tenemos mucha suerte de vivir de esta manera tan intensa porque es algo indescriptible»

Los sueños son más que sueños

Un espejo nos refleja por fuera, pero nunca por dentro. Nos miramos, fingimos una sonrisa y cerramos la barrera que nos alerta de que algo no va bien. Que nuestra cabeza funciona más deprisa que el resto del cuerpo. Que necesitamos parar y pedir ayuda. Que ya no somos porque hemos dejado de ser. De ser nosotros mismos.

Kelly cumplió su sueño de publicar su primera novela con dieciséis años; ahora, todo es vacío. Ya no hay personajes ni historias. Graham, por su parte, se convirtió en el gran jugador de los Boston Bruins hasta que una lesión le arrebató todo su futuro, su vida entera. Sin sueños, ¿quiénes son? Una biografía, una teoría, muchos insectos y unas alas invisibles pero perceptibles harán que Kelly y Graham vuelvan a verse a través del espejo.

 

View this post on Instagram

 

A post shared by Alexandra Roma (@alexandraromawriter)

“Es extraño no saber quién eres. Casi diría que demoledor”.

Uno que nos permite mirarnos y estudiarnos porque así son las historias de Alexandra Roma: brisas de aire fresco y de esperanza, que esconden grandes lecciones de vida. Con Kelly y Graham aprendemos a soñar, a volar sin alas, pero también a entender que nosotros somos el sueño. Ellos son más que libros y que hielo; son Kelly y Graham, sin adjetivos añadidos. Nada de una chica guapa e inteligente, ni de un chico con un lunar terriblemente irresistible. Son el equipo Stevenson-Scott, y con eso basta.

Hay un concepto, “persona luna”, que usan varios personajes para definir a uno de los protagonistas en Las alas que inventamos; no obstante, ambos lo son. Personas capaces de alumbrar a otras en momentos de completa oscuridad. Y ya no solo se alumbran entre ellos, también iluminan a todo aquel que se adentre en esta novela.

“Las almas nunca se van, pero siempre se sienten cuando están puestas en algo”.

Esas almas que Alexandra Roma busca para sus personajes antes de comenzar a escribir y que tan presentes están a lo largo de estas 638 páginas. Sesenta y tres capítulos narrados por Kelly y Graham, donde, por supuesto, el amor romántico es un protagonista más. Un amor crudo, con sus espinas y asperezas, pero bonito, especial y entrañable. Un amor que traspasa las fronteras y que acoge con las brazos abiertos al amor propio.

 

View this post on Instagram

 

A post shared by Alexandra Roma (@alexandraromawriter)

Las alas que inventamos esconde grandes reflexiones, momentos que te encogerán el corazón y una historia que da la importancia que se debe al mundo creativo y al deporte. Pero no a eso que se ve, sino a lo que esconde detrás de ello: detrás de la fama, de la cara bonita.

En definitiva, Alexandra Roma nos ha regalado en su última novela unas gafas especiales con las que ver las hormigas (y, en general, cualquier insecto) con otros ojos. Quizá, cuando vayamos paseando y nos topemos con una, entendamos que los límites nos los ponemos nosotros, que somos más que aquello que enseñamos y que los sueños siempre son más que sueños, no solo alas y raíces. Siempre.

 

Imagen destacada: Javier Ocaña (@alexandraromawriter)