En Why Not Magazine hemos hablado con Carolina Casado, una de las voces de la literatura romántica nacional. El pasado 22 de mayo publicaba ‘El corazón y la lluvia’, una historia llena de reencuentros y de primeras veces llenas de aprendizaje.
Carolina Casado es una escritora madrileña cuya pasión por las letras comenzó entre libretas y papeles, a escondidas y mientras se formaba en Psicología. Hoy, convierte cada palabra en grandes salvavidas emocionales. Ella se refugia en historias de otros autores; y los lectores, en las suyas.
Comenzó su camino literario animándose a publicar ‘Alquimia y fuego’, su primera novela. En 2024, dio un gran salto editorial de la mano de Grijalbo y de Blakely y Silas, los protagonistas de ‘Si decides volver’. El pasado 22 de mayo regresaba a las librerías con su nueva novela, ‘El corazón y la lluvia’, protagonizada por dos personajes que aprenderán a querer(se) entre esos rayos de luz que surcan las tormentas.
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Sinopsis de ‘El corazón y la lluvia’
Hay lugares que nos marcan para siempre. Hay personas que somos incapaces de dejar atrás.
Ib y Rain fueron mejores amigos toda su infancia. Ella escribía historias y él las escuchaba. Pensaban que eso nunca cambiaría. Hasta que crecieron. Hasta ese día.
Años después y tras un descubrimiento inesperado sobre su familia, Ib quiere desvelar su pasado y Rain está decidido a acompañarla en ese difícil viaje.
Una ruta por carretera desde Estados Unidos a Canadá, una amistad que trasciende todos los obstáculos y la semilla de un amor que vuelve a florecer.
Charlamos con Carolina Casado
Why Not Magazine: En estos días tormentosos de verano, tu nueva novela, ‘El corazón y la lluvia’, se adueña de las librerías. ¿Cómo estás viviendo el lanzamiento?
Carolina Casado: Es esa mezcla de tormenta y cielo despejado. Por un lado, de toda la parte de los lectores y de las reseñas que estoy recibiendo, estoy muy contenta. Pero, por otro, está el lado de la tormenta por el sector editorial, porque sacar un libro es un poco una bomba de relojería: si no llegas a un mínimo de ventas, te puedes quedar por el camino; a la vez que el tuyo, salen muchos libros más el mismo día…
Estamos en un momento de saturación y de sobrecarga y eso hace que ya no lo vivas como el primer libro. Las ganas siguen ahí, no desaparecen, pero tampoco te puedes quitar el miedo de encima. Es justo eso, una tormenta de verano: cae el chaparrón y luego, a los minutos, el cielo vuelve a despejarse.
WN: Hace un año, ellos rondaban tu cabeza, pero el camino parecía ser otro. Tuviste que borrar y empezar. Echando la vista atrás, ¿qué ha cambiado en estos 365 días?
CC: Muchas cosas. Esta historia fue complicada de escribir y necesité hacer tantos cambios porque yo iba siendo una persona diferente cada vez que volvía a ella. Estaba en una etapa de mi vida donde me encontraba muy perdida y atormentada, pero he sentido que los personajes y yo nos hemos acompañado a la vez.
WN: ¿Podemos decir entonces que escribir ayuda a sanar?
CC: Sí y, de hecho, lo he sentido así por primera vez. No suelo escribir de manera terapéutica porque me gusta afrontar los temas, sobre todo la salud mental, cuando los tengo muy cerrados y superados. Hasta que no cierro una herida, no me permito hablar de ella. Con ‘El corazón y la lluvia’ ha sido la primera vez que he sangrado mientras escribía.
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WN: ¿Qué hubiera pasado con Ib y Rain, los protagonistas de ‘El corazón y la lluvia’, de no haber tomado aquella decisión?
CC: Cuando comencé la historia, por ejemplo, Ib era completamente distinta. Era más egoísta, solitaria, más cerrada en sí misma… La personalidad de ella era hacer una montaña de un granito de arena. Lo que notaba que fallaba era esa parte de confianza y de abrirse.
Rain ha sido un poco igual en todas las versiones. Sí que es cierto que, cuando lo pensé por primera vez, era más oscuro porque todas las sombras estaban muchísimo más potenciadas. En esta versión final, sigue habiéndolas, pero hay mucha más luz.
WN: Rain dice: «Si no vivimos siempre como si fuera la primera vez, en realidad estamos todos muertos», una frase que resume esta historia. Primeras veces, pero también pasado y reencuentros. ¿Qué esconden las vidas de Ib y Rain?
CC: El miedo y esa parte de anticipar el sufrimiento. Sé que va a salir mal, ¿para qué intentarlo? Ahí es donde intento poner el foco: las cosas pueden salir mal, claro que sí, pero ¿dónde queda el camino? Si me quedo solo con el resultado, todo siempre nos va a salir mal porque las cosas nunca suceden como las imaginamos. Vive y sufre, pero intentando no enfocarte tanto en el sufrimiento, sino en todo lo que estás ganando y viviendo.
WN: ¿Cómo llegaste hasta ellos?
CC: Nacieron porque quería hablar de la culpa. También me interesa mucho el tema de la familia porque es una pieza fundamental en todos nosotros, moldea un porcentaje muy alto de lo que somos. Buscaba relacionar esa culpa con el pasado y con la familia; hablar de la culpa hacia los demás, hacia uno mismo, de ese pasado que no va a volver…
También quería escribir una historia sobre salvar a las personas. Pienso que hay algunas que sí merecen ser salvadas.
WN: Ib es silencio, insuficiencia, fragilidad y memoria. O al menos eso cree ella. ¿Cómo dialogan su propia percepción interna y la imagen que el resto de los personajes tienen sobre ella?
CC: Siempre creemos lo que necesitamos creer. Ib es una persona que, debido al silencio, aprende muy rápido a no molestar, a creer que es la chica rara. Se construye mucho a partir de su madre y de la situación en la que se encuentra y eso lleva a que silencie todo lo que tenga que ver consigo misma.
WN: ¿Y qué hay de Rain, de ese chico que huye del pasado olvidándolo? ¿Qué tiembla tanto en él como para desestabilizar su gran coraza?
CC: Rain y Ib son distintas caras de una misma moneda. Él también siente culpa, se siente insuficiente, pero lo lleva a un extremo autodestructivo por todo ese ruido mental que le pesa dentro. Ib es su salvavidas, es la única persona que le ve. Sin embargo, aunque esté o no ella en su vida, siempre ha tenido una luz encendida por dentro que le anima a seguir viviendo.
WN: Juntos, son el corazón y la lluvia. ¿Qué partes de sí mismos solo pueden revelar cuando están juntos?
CC: Cuando estás juntos, Ib es capaz de fijarse en otras cosas que no son su madre; se permite hablar de sus sueños, de la escritura, del futuro e intentar perder un poco ese miedo a intentarlo. Rain demuestra ese esfuerzo por vivir, por no rendirse, por hacer ciertas cosas como si fueran la primera vez.
WN: ¿Qué papel juega el silencio en esta historia? No solo el que guarda Ib, sino también ese que se instala entre dos personas que se conocen demasiado y, a la vez, ya no del todo.
CC: El silencio es el puente que los une. Cada uno se encuentra en un extremo y, cuando se sienten agobiados, preocupados y perdidos, avanzan, reflexionan y siempre deciden volver al otro porque es donde encuentran las respuestas.
WN: La reconstrucción de su vínculo se materializa en ese viaje compartido de carretera desde Estados Unidos hasta Canadá. ¿Cómo fuiste entrelazando el movimiento físico con el emocional a lo largo del recorrido?
CC: Me importaba que pudieran ir cerrando ciertas cosas del pasado para reencontrarse y empezar a reconocerse de nuevo. Cada viaje que hacen dentro de la historia simboliza diferentes aspectos dentro de su relación.
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WN: Hay un tema que, a diferencia de ‘Si decides volver’, tiene bastante representación en la novela porque condiciona una de las dos partes: la religión. ¿Por qué incluirla?
CC: La religión es un tema que me interesa mucho, sobre todo la justificación que se hace de ciertas cosas a través de ella. Era algo que llevaba tiempo queriendo explorar y en esta, por la forma de ser de Rain y de su sentimiento de constante imperfección e insuficiencia, me encajaba hablar de Dios.
WN: La salud mental está muy presente en todas tus novelas. ‘El corazón y la lluvia’ esconde depresión, cicatrices, mucho dolor. Como psicóloga, ¿en qué momento una pregunta, un miedo se convierte en una sombra?
CC: Es inmediato. Todos tenemos una sombra, por mucha luz que nos rodee. El problema no es tener una sombra, sino el dejar de buscarla, de verla. A Ib y a Rain les sucede: ningún miedo nace ya como una sombra, sino que empieza a asomar poco y a poco y, cuando intentamos evitarla, es cuando se convierte en el problema.
WN: ¿Cómo se pide ayuda?
CC: Muchas veces tenemos la falsa creencia de que solo se pide ayuda cuando hemos tocado fondo y, en realidad, deberíamos empezar a pedirla desde ya. La cuestión es el no callarse. Para hacerlo, para pedirla, creo que es fundamental reconocerse a uno mismo.
WN: ¿Qué lección regalas a los lectores a través de Ib y de Rain?
CC: Me gustaría regalarles varias. Una de ellas, que a veces hay personas que merecen la pena salvar. Nos necesitamos los unos a los otros. Y, por otro lado, también está esa parte de quererse, de sentirse suficiente, de darse cuenta de que muchas cosas residen en vivirlas.
WN: ¿Y tú, con cuál te quedas?
CC: El intentar vivir como si fuera la primera vez. En el caso de la escritura, esta novela también me ha enseñado a no tener tanto miedo al escribir ciertas cosas; el permitirme sentir esa magia que existía cuando aún no publicaba. Si te quedas esperando al momento perfecto, nunca va a llegar. En vez de pensar tanto las cosas, lánzate a hacerlas.
WN: Para terminar, y recuperando ese mantra tan presente en Rain, ¿hay alguna primera vez que te gustaría volver a vivir como autora?
CC: Me gustaría revivir esa parte de tomarme en serio la escritura, pero sin haber publicado todavía. Ahora he cumplido el sueño, pero parece que es una obligación. Estoy obligándome a escribir más sin tanta presión.
Imagen destacada: Carolina Casado
