Desde Why Not Magazine, hablamos con Andrea Longarela sobre su nueva novela ‘Cuando despierten las flores’, una historia íntima y luminosa que habla de pérdidas, reencuentros y de la esperanza que brota incluso tras los inviernos más largos.
Aprovechamos la visita de Andrea Longarela a Madrid para entrevistarla desde Why Not Magazine, donde nos habla de su última novela, ‘Cuando despierten las flores‘ (Crossbooks, 2025). Pudimos conversar con ella sobre esta nueva historia de cerrar heridas y segundas oportunidades, su proceso creativo, quiénes son exactamente los personajes y otras curiosidades.
Introducción a la nueva novela de Andrea Longarela
Why Not Magazine: ¿Qué nos puedes decir de la novela sin hacernos spoilers?
Andrea Longarela: La novela empieza con dos personajes rotos que se van a encontrar en un lago helado, que es una especie de refugio para ambos. Y a partir de ahí la historia te lleva por caminos inesperados, tiene un par de giros que hacen que el lector se sorprenda y pienses que me llevaba por aquí y acabas en otro sitio.
Es una novela que empieza con una situación un poco gris y oscura, pero poco a poco te va demostrando que incluso en momentos más duros de la vida de uno mismo, del dolor, también se pueden encontrar esperanza, amor y belleza.
WN: El título y la portada son muy poéticas, ¿qué significado y simbólico tienen las flores para ti?
AL: Yo creo que las flores significan el renacer, el comienzo de algo que transmiten esa vida, ese crecimiento. ‘Cuando despierten las flores’ es ese momento en que el invierno acaba y empieza la primavera y comienza este renacer de la vida, que estaba por debajo del hielo y el hielo rompe, era el deshielo, y es un poco lo que hemos querido representar también con estos guiños que tienen la portada, te das cuenta, va rompiendo y van saliendo las flores.
WN: ¿Qué esperas que el lector se lleve al cerrar el libro?
AL: Bueno, yo creo que lo más importante es que lo haga con una sonrisa, ¿no? Además, me gustaría que cuando leyeran uno de mis libros, te dejen con una sensación reconfortante sobre cómo lo ha vivido o cómo lo ha sentido. Y luego yo creo que en este caso más en concreto, ‘Cuando despierten las flores‘ te hace reflexionar sobre las decisiones que tomamos y cómo esas decisiones nos hacen ser quienes somos.
WN: ¿Hay algo en esta historia que te sorprendió a ti misma mientras la escribías?
AL: Más que en la historia, fue en el proceso creativo y lo pasé un poco mal. La primera parte me costó mucho, porque estuve en una época de nivel bajo de creatividad, el síndrome del impostor es muy grande… Siempre creo que no voy a ser capaz y es como una especie de reto. Ya que siempre digo que no puedo y luego de repente me mostré que sí que podía, con esa necesidad de autoafirmación.
Los personajes de ‘Cuando despierten las flores’
WN: ¿Y cómo trabajas el desarrollo emocional de los personajes, con alguna técnica o método en especial?
AL: Es muy difícil explicar, no tengo nada muy concreto, o sea, al final, voy juntando las piezas. Primero tengo una trama, algo que quiero contar, unos detalles, voy como envolviéndolo, ¿no?, con todos esos detallitos y cuando llegas a los personajes, los voy perfilando poco a poco. Lo que sí que tenía claro para esta historia es que el personaje de Drake fuera un poco oscuro y Annie fuera un personaje con mucha luz. Es como una contraposición, y a partir de ahí, te vas dejando llevar, les vas conociendo y vuelvo atrás siempre y empiezo a automatizar.
WN: ¿Tienes alguna relación con el patinar sobre hielo o el hockey?
AL: No, de hecho, me llevaron a patinar en la presentación del libro y creo que perdí toda la dignidad que tenía. Soy exactamente igual que Annie, ¿vale? Me encanta verlo y el patinaje artístico me parece una de las disciplinas deportivas más bonitas que hay. Al igual que el hockey, en la novela también se dice la frase de que «tiene cierta belleza en esa violencia». Yo soy muy torpe, pero bueno, lo importante es hacerlo.
WN: ¿Te sientes más identificada con Drake o con Annie?
AL: Me siento más identificada con Annie. Creo que posee una parte vulnerable, pero a la vez como muy ‘echada para adelante’, porque ella no sabe patinar y aunque le dé miedo, quiere aprender. Ese tipo de personalidad y carácter con el que me siento muy identificada.
WN: ¿Cómo equilibras el drama con la esperanza sin caer en un melodramático?
AL: Al final yo creo que es la propia experiencia de ir escribiendo e ir encontrando un equilibrio. Hay historias que es verdad que son más dramáticas y a veces se se va sin querer, pero intentas siempre como contrarrestar. Yo creo que lo más importante es que sean realistas. Cuando nos pasamos del melodrama, la emoción corre el riesgo de volverse artificial o impostada.
Hay que saber cuándo parar y siempre hay algo, un pequeño matiz, una frase, un detalle que nos traiga la realidad y que sea cotidiano. A veces pienso, sí, me estoy pasando de intensa, pero con esta historia, al estar narrada por Drake, no tiene tanta floritura y el tono tan poético.
WN: ¿Y te costó mucho ponerte en la piel del protagonista?
AL: No, me gustó mucho. Yo en otras novelas ya he narrado desde el punto de vista masculino, intercalándolas, pero no me cuesta. De hecho, me gusta más la voz del chico porque para mí es un reto, es más nuevo. La chica me sale solo porque al final hay mucho de mi también, aunque luego con cada personaje sea diferente. Pero con ellos me supone un pequeño reto, entonces me resulta más atractivo a la hora de escribirlo.
Proceso creativo y técnicas narrativas
WN: ¿Planeas toda la historia antes de escribirla o prefieres ir descubriéndola?
AL: Cada vez planeo más, aunque al principio me dejaba llevar más. Ahora he encontrado un equilibrio entre los dos: antes de sentarme tengo muy claro el principio y el final, más lo importante de la novela que va a tener más peso. Pero luego, te puedes dejar un poco más llevar según los personajes te pidan, y ahí soy un poco más libre. Por ejemplo, de una misma escena hay mil formas de contar qué transcurre en una conversación dependiendo del lugar y de donde vayan los personajes.
WN: ¿Cómo gestionas los bloqueos creativos entonces?
AL: Normalmente, intento parar y moverme, compartirlo con mis compañeras y sacarlo, porque al final tú se lo puedes contar a quien sea, pero si no está dentro, no sabe lo que es. Es cierto que es mucho más fácil hablarlo con una persona que también lo ha vivido y puede entender el punto en el que estás. Otras veces intento seguir y me desbloqueo sola, ya que me esfuerzo a continuar aunque luego lo borre.
Simbolismo y otras curiosidades de Andrea Longarela
WN: ¿Qué papel juegan el pasado y la memoria en esta novela?
AL: Mucho, porque al final somos lo que somos por lo que hemos hecho. Esta novela empieza con una decisión que toma Drake y todo eso condiciona su vida. Además, muestra la peor versión de si mismo, ya que tiene que seguir viviendo, sabiendo la persona que es y lo que ha hecho. No es nada fácil, ya que cuando haces algo malo a los demás, les salpica, y aunque pidas perdón, el daño ya está hecho. Entonces, vuelves atrás muchas veces, al igual que le pasa a él y te planteas que habría pasado si no hubiera pasado, pero lo malo es que ya no puedes volver. Y es muy triste, porque en vez de vivir el presente, vivimos en el pasado o en el futuro pensando en lo que queremos hacer y rara vez vivimos el presente.
WN: ¿Qué significa para ti el hielo?
AL: Es una metáfora de cuando todos se paralizan y hay cierto simbolismo. Yo creo que a todos nos ha pasado algún momento de la vida, que nos hemos quedado como congelados y tú ves que todo a tu alrededor se sigue moviendo. Mientras que tú estás ahí, y no sabes ni a dónde vas, ni de dónde vienes. No eres capaz de romper el hielo y de seguir.
WN: ¿Si tuvieras que identificar una flor para los personajes con cuál sería?
AL: Annie es un girasol que es una mi flor favorita, porque me parece muy luminosa, bonita y ese color me recuerda a ella. Mientras que Drake para mí es un cactus, ya que es algo más arisco, con muchas espinitas, pero que algún día se abrirá y saldrá.
WN: ¿Puedes compartir una frase o escena que te emocione?
AL: La frase escrita al final del libro que dice «Somos peces —susurra Annie—. Tú y yo, Drake. Somos peces bajo el hielo». Esto partió de la idea de cuando los lagos se congelan, los peces pueden seguir viviendo debajo del agua. Hay algo ahí que les ha congelado su vida, pero ellos siguen nadando por debajo de la superficie. Me parecen una bonita referencia que hacen a los peces, porque es algo muy importante para ellos que los demás no entienden.
WN: ¿Cómo abordaste el duelo, el amor o la reconstrucción emocional desde tu sensibilidad narrativa?
AL: La pérdida es un tema que a mí me ha obsesionado. Creo que en todas mis novelas, en mayor o menor medida, sale la pérdida de un ser querido, a veces puede ser de una relación o de una parte de tu vida (por ejemplo, una ruptura). También tienes que pasar un duelo. Yo creo que he tratado este tema desde todas las perspectivas y estoy familiarizada con lo que es el proceso. La mejor manera de abordar estos temas es desde la naturalidad y desde una parte de las vivencias personales, con todo lo que yo he ido aprendiendo a lo largo de mi vida y encajándolo en diferentes perfiles de personas.
Imagen principal: Planeta de libros