‘Élite’ regresa a Netflix con una segunda temporada que ha arrasado incluso más que la primera. Traiciones, secretos y amores imposibles son salpicados con sensualidad, crimen y venganza en esta nueva y adictiva temporada.
Después del final frío y prometedor con el que Élite cerró su primera temporada, llega una segunda parte cargada de más drama, más intensidad y más personajes. El dicho que defiende que las segundas partes nunca fueron buenas parece no tener lugar en este caso.
NUEVO CURSO EN LAS ENCINAS
El prestigioso instituto español Las Encinas abre sus puertas para un nuevo curso. El primer verano sin Marina (María Pedraza) ha llevado a todos los personajes a distintos puntos del duelo. Por un lado, tenemos a Guzmán (Miguel Bernardeau) claramente enfadado con el mundo y con sus principales sospechosos. Por otro, Samuel (Itzan Escamilla) trabaja sin descanso para pagar la fianza de su hermano Nano (Jaime Lorente) y descubrir al verdadero asesino de Marina. No hay tregua, y su insistencia le llevará directo hacia el peligro.
Mientras tanto, Carla (Ester Expósito) y Polo (Álvaro Rico) continúan con su plan de mantener la calma y el secreto bajo control. Christian (Miguel Herrán) no puede evitar ser diferente a ellos, ajeno al mundo al que tanto quiso pertenecer, convirtiéndole en un problema para los más interesados en enterrar la verdad.
Ocultar una verdad de esa magnitud lleva a todos los personajes al límite. Polo pierde el norte en diversas ocasiones, Carla lo tiene difícil para evitar lo inevitable cuando un nuevo romance despega, y otros personajes acaban atrapados en las traiciones, mentiras y manos manchadas de sangre de sus amigos.
Cámaras lentas, música en primer plano y un elenco ampliado hacen el seguimiento de un nuevo misterio policíaco y una nueva división de la trama en dos líneas temporales. Una desaparición vuelve a hacer saltar las alarmas en Las Encinas y volvemos a ver a sus estudiantes al límite.
NUEVOS FICHAJES
El nuevo elenco añade a la trama a Rebeka (Claudia Salas), Valerio (Jorge López) y Cayetana (Georgina Amorós). Rebeka es una chica de barrio que choca sin duda alguna con el sistema elitista al que el resto de los jóvenes pertenecen. Cumple el puesto que ocupaban Samuel, Nadia (Mina El Hammani) y Christian la anterior temporada y se encarga de cubrir la diferencia de clases mientras Nadia continúa mostrando un tipo de familia musulmana y sus consecuencias. Valerio, hermano de Lucrecia (Danna Paola), derrocha pasotismo y adicciones peligrosas que le dan un papel importante solo en tramas secundarias.
Cayetana es, tal vez, la introducción más interesante y novedosa. Su fachada adinerada y el constante recordatorio forzado del estatus social de su familia hacen saltar las alarmas. A diferencia de otros personajes que brillan por su representación de clase obrera, Cayetana lo hace por el realismo que se esconde tras la necesidad de ser aceptada en una sociedad de lujos.
LA TEMPORADA MÁS SENSUAL
La sensualidad sigue presente en esta serie, y esta vez se cuela en vínculos poco esperados. Desde simple amor platónico hasta relaciones difíciles, indecentes e interesadas. Esta segunda temporada está marcada por cambios y giros sentimentales, algunos de ellos verdaderamente sorprendentes.
Por supuesto, el frente de Omar (Omar Ayuso) y Ander (Arón Piper) sigue abierto, y más complicado que nunca. El triángulo entre Guzmán, Nadia y Lu también continúa en el juego, esta vez más perfilado y palpable. Además, los nuevos fichajes de esta temporada tomarán posiciones entre los más veteranos en la historia para encender más todavía el caos.
LA MAGIA DEL BUEN VILLANO
Álvaro Rico (Polo) es uno de los puntos fuertes de esta temporada. Su interpretación impecable lanza la historia a la histeria escalofriante. La credibilidad de su papel es innegable, sobre todo cuando la desesperación del personaje atraviesa la pantalla.
Polo y su evolución son prácticamente lo más importante de esta temporada. La tensión y el miedo a que la verdad salga a la luz arrastran al personaje hacia el enloquecimiento, y eso es lo que consigue transmitir. Cuenta con una trama agitada y variada, pero sobre todo con la magia de ser un buen villano, realista en sus altibajos emocionales y búsqueda de beneficio propio.
En general, Élite reúne un buen elenco que hace la ficción algo más cercana, consiguiendo encandilar a millones de espectadores alrededor de todo el mundo. Por suerte para ellos, ha sido confirmada una tercera temporada en la que continuar con la historia. Por una vez, no parece ser innecesaria, pues hay muchos temas que todavía no se han tocado con la profundidad que el espectador querría, además de las tramas que han quedado desnudas en los últimos segundos antes de los créditos finales.
Élite seguirá triunfando si se sigue planteando de la misma forma, con ese molde que recuerda a Cómo Defender a un Asesino, jugando con dos líneas temporales que acaban uniéndose. Si no se descuidan los temas sociales que interesan y no se han llegado a investigar a fondo y si el misterio no decae ni se hace repetitivo, el frío y lujoso instituto puede albergar mucha más historia. Esperaremos al año que viene para volver a comentarla.
Imagen principal: Élite Netflix